Entradas

Si pedimos y llamamos...

No estamos aquí porque sí, ni para perder el tiempo. Todo se nos ha dado para aprender,  agradecer, contemplar y aprovechar, pero esta conciencia la tenemos despierta pocas veces. Es como si no nos bastase, como si frente a la maravilla que somos, la que nos envuelve y a la que estamos destinados a ser nos hubiéramos quedado de pronto miopes, o incluso ciegos. Sin confianza no hay milagros. Pero si sabemos ver bien hay una realidad aumentada, densa, de misericordia, de amor, en cada lugar, en cada persona con la que nos encontramos. El rostro de quien nos pone en cada circunstancia no es muy distinto que quien encontramos con necesidad en nuestro día a día. Si sabemos pedir a la puerta de nuestro corazón con sencillez, humildad, y si llamamos esperando que ese hambre y sed sean calmados, a causa de nuestro cansancio y agobio, si somos pacientes y constantes en pedir, se nos dará lo que realmente necesitamos y se abrirá esa puerta o ventana que esperamos. Pero, ¿cómo pedir lo que realme

La Verdad prevalecerá, no temamos

Que el poder que actualmente gobierna España y otras naciones haya utilizado la ideología, en buena manera para legislar y juzgar "críticamente" (irracionalmente), "manipulando" la Historia, de modo exclusivista y demagógico, lo que demuestra es el levantamiento del autoritarismo disfrazado de antifascismo y populismo, y la movilización, con derribo incluido, de aquello que se le oponga.   Después del estado de alarma en el que nos hemos visto atacados, sorpresivamente, por los efectos devastadores de este virus que nos ha hecho tanto daño a familias y economías, se impone una vuelta no a la "nueva normalidad", sino a nuestras relaciones ordinarias de una forma tranquila, gradual, responsable y moderada. Por eso es buena la mesura, política también, que pueden proporcionar los pactos, acuerdos, consensos, y buscar lo que nos une más de lo que nos separa. Aunque nuestros niños y jóvenes han sufrido lo suyo en este confinamiento, han enseñado a sus padres a

¿Cómo empiezo de nuevo?

Busco ese algo que en mi permanece, a lo largo del tiempo, de las circunstancias. Busco ese algo, y ese alguien, que me hizo levantarme en otras épocas. Y así, confío que siguiendo la estela del corazón, de mi yo más profundo, más limpio, más sagrado, más bonito... este pobre barco, que necesita tantos repasos, pueda ir, volver, a surcar el mar de la vida, de las relaciones, de los trabajos... Si busco, puedo empezar. Empiezo de nuevo, buscando en mi una mejor frase, y en ti, el eco de la misma. Empiezo, como si fuera el primer día, con ilusión, a verte, sentirte, esperarte... y de nuevo necesitarte. Empiezo, siempre contigo, de tu mano, a recomenzar, a sentir, a vivir... la vida. Si empiezo de nuevo, si recomienzo, puedo vivir... solo si sigo buscándote en mí.

Me encanta la sencillez

Lo que somos nos define mucho más naturalmente que lo que tenemos, aunque no nos lo lleguemos a creer del todo, aunque vanamente queramos rodearnos de cosas y más cosas, que ocupan un espacio que debiéramos reservar a nuestra creatividad, originalidad... personalidad. En broma digo que si engordamos hay más de nosotros en este mundo, pero lo cierto es que no solo debemos cuidarnos haciendo ejercicio, sino también no llenándonos de cosas que no nos hagan bien. El silencio interior, como actitud previa de reflexión, como escudo frente a prisas y saturación diversa, puede ser también ayuno de superficialidad en forma de palabras o gestos, para no ser invasivos ni  excluyentes con los demás. Pues sí, me encanta la sencillez de lo breve y bueno. Me gustaría tener más tiempo para mostrar mi silencio elocuente y mi palabra precisa, pero ni lo uno ni lo otro acude a mí tanto como lo necesito, yeso que me dicen los amigos que nuestro corazón está bien hecho y no engaña. Lo dicho, me encanta la

¿Nos están haciendo la Pascua?

Llevamos ya casi 60 días de confinamiento donde parecemos no haber avanzado mucho si nos fijamos en las cifras, los números, el miedo, el bloqueo... Y ocurre que cuando miramos lo que pasa fuera en exceso, esa curva cómo va, y qué es lo que dice tal o cual político, o experto en salud... nos quedamos igual o peor, porque acto seguido podemos descubrir su componente ideológico o sesgado cuando no se trata, incluso, de un supuesto bulo. Pero, quizá es porque no me detengo a mirar un poco más cómo estoy viviendo en primera persona todo lo que está pasando, todo lo que me está pasando, cómo lo estoy viviendo pero en relación conmigo mismo y con los que tengo más cerca. Es decir, en este tiempo, ¿estoy viviendo intensamente la realidad y voy conociendo (y tratando) mejor a aquellas personas con las que convivo? ¿qué estoy aprendiendo? ¿me se organizar o soy un desastre? ¿estoy aprovechando a trabajar a un ritmo más humano, más consciente de darme en aquello que realizo, que produzco, donde

Salir o no salir... de casa

Una cuestión no tanto de miedo sino de seguridad, o quizá de responsabilidad, y hasta de costumbre. ¿Quién me iba a decir que me fueran a obligar durante un tiempo a estar en el lugar que más me gusta? Mi propia casa. Y para nada nada lo digo por comodidad, porque no paro de tener ocupado el tiempo que procuro no perder. Cuando no estoy escribiendo (tengo poco tiempo realmente para eso, para esto que ahora hago, la verdad, el ejercicio de meditar, de reflexionar) normalmente estoy actualizando algún sitio web.  Actualmente tengo dos que, por cierto, recomiendo visitar a cuál más diverso: - la comunidad digital    https://comunion.red/ , que comenzamos el pasado Jueves Santo, 9 de abril, y que debe tener dentro de poco una media de 3000 visitas al mes. No es lo más importante que tenga muchas, pero eso quizá ayude un día, si se sostiene en el tiempo, a ser algo de coste cero, sostenible, pues ahí de lo que se trata es de prestar un servicio a todos los comunicadores católicos

Cuarentena de más de 40 días

Algunos seguimos en casa, sin salir. Haciendo todo lo posible, más que por resistir o sobrevivir, por vivir intensamente la realidad, para no perder ni el tiempo ni los detalles mejores que puedan tener estos momentos, aunque sean muy pocos y tener que buscarlos con lupa y mucha fe. Porque lo que alimenta y satisface al espíritu es la esperanza y no la frustración. Otros, por servicio en seguridad, salud, transporte, distribución y venta de cosas necesarias, a medio camino entre casa y el trabajo. Algunos con horas extras, muchas. Otros, quizá en quienes menos pensábamos antes pero ahora saltan a primer plano: los fallecidos, los contagiados y los que tienen riesgo grave en el caso de verse afectados. Los que han perdido más y están en medio de crisis personales, familiares y laborales. Muchos dicen, decimos, que esto ha de cambiar muchas cosas. Que no se pueden permitir más bulos ni más chapuzas en comunicación, gestión, coordinación... que la solidaridad nos debe brotar del cor