La Verdad prevalecerá, no temamos

Que el poder que actualmente gobierna España y otras naciones haya utilizado la ideología, en buena manera para legislar y juzgar "críticamente" (irracionalmente), "manipulando" la Historia, de modo exclusivista y demagógico, lo que demuestra es el levantamiento del autoritarismo disfrazado de antifascismo y populismo, y la movilización, con derribo incluido, de aquello que se le oponga.  

Después del estado de alarma en el que nos hemos visto atacados, sorpresivamente, por los efectos devastadores de este virus que nos ha hecho tanto daño a familias y economías, se impone una vuelta no a la "nueva normalidad", sino a nuestras relaciones ordinarias de una forma tranquila, gradual, responsable y moderada. Por eso es buena la mesura, política también, que pueden proporcionar los pactos, acuerdos, consensos, y buscar lo que nos une más de lo que nos separa.

Aunque nuestros niños y jóvenes han sufrido lo suyo en este confinamiento, han enseñado a sus padres a ser un poco mejores, más presentes en su educación, lo que no les ha venido mal del todo, porque de alguna manera nos han necesitado más. Ha podido haber momentos de cierta tensión pero también hemos tenido tiempo de conocernos mejor. No dejamos de ser padres nunca, tampoco ellos dejan de ser nuestros hijos.

Nuestras relaciones sociales, familiares y las de algunos políticos que casi se pueden contar con los dedos de una mano, han salido renovadas, fortalecidas, porque han buscado esa serenidad de juicio que no la puede dar la ideología nihilista de pensamiento dominante que nos acecha continuamente, sino la afirmación de la prevalencia de la Verdad.

Como la naturaleza que marca su curso, la Verdad aflora por sí misma tarde o temprano. Nuestra opción se muestra delante bien clara: o cooperas o das la espalda. En nuestra voluntad, palabra y acción está, que no depende de luchas partidistas, sino de la responsabilidad que todos tenemos de recuperarnos como país, como ciudad o pueblo y familia.

En la fuerza de la Verdad confiamos. Ella prevalecerá, con o sin nosotros, tarde o temprano, pero vencerá. Creer en ello sinceramente implica desde ya un compromiso a favor de vivir intensamente la vida y la apertura respetuosa libre a la totalidad de lo real, con todas nuestras energías.

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